El misterio de Anakah Weiss: Diez años atrapada en los secretos de los Alpes suizos

En agosto de 2013, Anakah Weiss, de 28 años, decidió embarcarse en lo que llamó su “viaje de reinicio”: una travesía en solitario por el Bernese Oberland, en los Alpes suizos. Fotógrafa y amante de la naturaleza, Anakah no solo buscaba paisajes, sino un silencio que solo las montañas podían ofrecer. Equipaje ligero, Canon DSLR y un viejo compás de su abuelo fueron sus únicos compañeros. Había recorrido los Dolomitas sola y acampado por tres noches en el Círculo Polar Ártico; conocía la soledad y la resistencia que exige la montaña.

Su plan era meticuloso: partir desde Lauder Brunnan, recorrer aldeas alpinas y pasos glaciares, y regresar por los valles. Dejó copia de su itinerario con su hermana Leona y mantuvo comunicación constante, publicando fotos en Instagram: un amanecer sobre Murin, nubes rodando sobre Schilthornne, su tienda junto a un lago glaciar. Pero el 14 de agosto, la comunicación se detuvo. No hubo fotos, mensajes ni llamadas.

La preocupación se convirtió en alarma. Las autoridades suizas fueron notificadas el 16 de agosto. Anakah siempre llevaba un localizador satelital, pero esta vez, nada se registró. Su rastro se perdió cerca del glaciar Finster Arhorn, una región salvaje y traicionera. La búsqueda fue intensa: helicópteros sobrevolaron los picos, perros rastrearon grietas, voluntarios escalaron estrechos senderos llamando su nombre. Sin embargo, una tormenta de nieve estival enterró cualquier pista. La búsqueda oficial terminó tras diez días sin resultados.

Un detalle inquietante surgió tres días antes de su desaparición: Anakah envió una foto a su hermana con un mensaje simple: “No estoy sola aquí”. La imagen mostraba una figura difusa entre la niebla detrás de la joven. La teoría del “Observador Alpino” circuló por Reddit y grupos de Facebook. Nadie pudo confirmarlo, pero la inquietud persistió: ¿era otro excursionista o algo más?

Durante años, Leona regresó a los Alpes cada 14 de agosto, colocando flores, manteniendo su habitación intacta, y siguiendo cualquier pista. Hikers independientes empezaron a reportar avistamientos de una mujer en rojo, solitaria cerca del glaciar. La constancia de estos informes reforzó la convicción de Leona: su hermana seguía allí, de algún modo.

El misterio dio un giro en 2023, cuando el glaciar Finster Arhorn comenzó a retroceder por una ola de calor. Simon Keller, montañista experimentado y glaciólogo, descubrió una cámara de Anakah congelada entre la nieve y el hielo. Dentro, 152 fotos que documentaban su viaje, desde paisajes vírgenes hasta autorretratos sonrientes. Sin embargo, la última imagen mostraba solo un movimiento borroso y un guante fuera de cuadro. Nada claro, pero suficiente para confirmar que algo había sucedido rápidamente en sus últimos momentos.

El hallazgo continuó: un abrigo rojo, restos de una bota y huesos humanos aparecieron en una garganta remota conocida como el Valle Susurrante, donde la topografía traicionera y el silencio absoluto habían ocultado vidas antes. La posición del cuerpo y los objetos indicaban que Anakah no había caído ni sufrido un accidente: alguien la había acompañado o visitado, colocándole el pañuelo bajo la cabeza y una piedra sobre las manos, un gesto deliberado de cuidado o respeto.

Más revelador aún fue un hallazgo posterior: Friedrich Metler, exmilitar retirado desde 2001, vivía aislado en la zona. Documentos y objetos de Anakah, incluyendo un diario, se encontraron en su escondite. Las últimas páginas revelaban un acecho sutil: promesas de atajos, advertencias de rutas peligrosas, y miedo constante. Metler fue arrestado, y aunque no se pudo relacionar con otros casos de desapariciones, quedó claro que había un componente humano detrás del misterio.

Finalmente, en una ceremonia silenciosa en el lugar donde fue encontrada, Leona pudo rendir homenaje a su hermana. La montaña, que había guardado secretos durante una década, devolvió fragmentos de la verdad: Anakah no desapareció sola, y alguien veló por ella hasta el final. La historia no es solo un relato de desaparición, sino de valentía, búsqueda incansable y los secretos que aún guarda la naturaleza.

El legado de Anakah Weiss permanece en las cumbres, entre las grietas de los glaciares, y en el recuerdo de quienes conocen la historia completa: a veces, la naturaleza no nos toma, algo o alguien más lo hace.

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