El misterio de Torres del Paine: la desaparición de Alina y Diego que estremeció a Chile durante 20 años

En la vasta y salvaje belleza de la Patagonia chilena, dos nombres quedaron grabados para siempre en la memoria colectiva: Alina Moral y Diego Herrera. Lo que comenzó como una travesía de aventura en 1995 terminó convirtiéndose en uno de los misterios más inquietantes de la historia del senderismo en Chile. Durante dos décadas, nadie supo qué había ocurrido con aquella pareja de expertos excursionistas que desaparecieron sin dejar rastro en Torres del Paine.

El caso fue durante años una herida abierta. Una historia llena de incertidumbre, teorías y rumores. Pero en 2015, un hallazgo inesperado devolvió respuestas congeladas en el tiempo y reveló una verdad mucho más oscura de lo que nadie había sospechado.

Un viaje planificado al detalle

El 15 de septiembre de 1995, en una fresca mañana de otoño, Alina Moral, veterinaria reconocida en Santiago, y Diego Herrera, guardaparques con amplia experiencia, iniciaron el circuito completo en Torres del Paine, una de las rutas más exigentes del parque. Ambos llevaban meses preparando la expedición. Tenían el equipo adecuado, mapas cuidadosamente marcados y una ruta detallada.

Los registros del parque los muestran firmando su salida y tomando la última fotografía conocida: Alina ajustando su mochila roja mientras Diego revisaba el GPS. Tres días después, otros excursionistas los vieron en buen ánimo cerca del glaciar Grey. Compartieron historias alrededor de la fogata, y en esa conversación apareció un detalle inquietante: un guía extraño y agresivo que otros grupos habían mencionado.

Ese comentario sería crucial veinte años después.

La desaparición y la búsqueda desesperada

El 18 de septiembre fue la última vez que alguien los vio con vida. Una pareja británica los cruzó en el sendero hacia el circuito trasero, recordando que Alina fotografiaba formaciones rocosas. Después, nada.

Al no presentarse en el campamento Italiano ni en otros puntos de control, los guardaparques dieron la alarma. La búsqueda comenzó con helicópteros, cuadrillas en tierra y especialistas en rescate de montaña. La Patagonia ofrecía cielos despejados, pero su geografía era despiadada: cañones profundos, glaciares y valles interminables.

Se movilizaron más de 200 personas. Se revisaron refugios, cuevas, pasos de montaña. Se halló solo un bastón de trekking de Alina, encontrado en un lugar inexplicable, fuera de la ruta prevista. No había cuerpos, no había rastro. Como si la tierra se los hubiera tragado.

La investigación apuntó brevemente a la presencia de guías no autorizados, pero en aquel entonces no se pudo comprobar nada. El caso pasó a ser un expediente frío, acumulando polvo mientras sus familias mantenían viva la esperanza con vigilias, peregrinaciones y la creación de una beca en honor a los desaparecidos.

El hallazgo que lo cambió todo

Dos décadas después, en 2015, un grupo de escaladores encontró algo extraño en un muro de hielo a 40 metros de altura: un pedazo de tela sobresaliendo del glaciar. Al acercarse, descubrieron un campamento perfectamente conservado, atrapado en el hielo como una cápsula del tiempo.

Allí estaban la tienda verde, las mochilas rojas y, lo más impactante, un diario personal de Alina aún legible. También había una cámara con rollos sin revelar y mapas con anotaciones. Todo indicaba que el campamento había sido abandonado de manera precipitada y violenta: la tienda rota, objetos esparcidos y manchas de sangre.

El hallazgo sacudió a todo Chile. Los investigadores reabrieron el caso, esta vez con pruebas físicas imposibles de ignorar.

El diario de Alina: la clave para entenderlo

El diario revelaba un relato aterrador. Día tras día, Alina describía cómo un hombre, identificado como un guía sin autorización, los seguía de cerca. Escribió sobre la creciente paranoia, el miedo de Diego y la sospecha de que lo conocía de antiguos reportes como guardaparques.

El último apunte, escrito con letra temblorosa, hablaba del plan de enfrentarlo. Nunca terminó esa frase.

Las fotos de la cámara confirmaron sus palabras: en varias imágenes aparecía, borroso pero inconfundible, un hombre vigilándolos desde la distancia.

El asesino oculto en la Patagonia

Las pistas llevaron a un nombre: Raúl Figueroa, un guía que en los años noventa había perdido su licencia por comportamiento violento, pero que siguió operando clandestinamente. Tenía una cicatriz sobre el ojo derecho, tal como lo describió Alina en un boceto incluido en el diario.

La investigación destapó un patrón escalofriante: múltiples denuncias de robos, acosos y hasta otras desapariciones nunca resueltas en el parque coincidían con su presencia. Figueroa había convertido las rutas más remotas en su territorio de caza personal, acechando a excursionistas desprevenidos.

En junio de 2015, la policía lo detuvo en Puerto Natales. En su casa encontraron equipo de montaña robado durante décadas, incluyendo pertenencias de Alina y Diego. Su obsesión era evidente: coleccionaba recortes de prensa sobre excursionistas desaparecidos.

Justicia, al fin

El juicio fue histórico. El diario de Alina, los restos hallados en una grieta cercana y las pruebas forenses confirmaron lo que durante 20 años había sido un misterio insondable: Alina y Diego fueron asesinados.

Raúl Figueroa fue condenado a cadena perpetua por sus crímenes. En la sala, abarrotada de familiares, guardaparques y alpinistas, el veredicto trajo lágrimas, rabia contenida y un respiro de justicia largamente esperada.

Un legado que perdura

La tragedia transformó las políticas de seguridad en Torres del Paine. Se reforzaron los protocolos, se prohibió tajantemente la actividad de guías no autorizados y se implementaron sistemas modernos de rastreo.

Para las familias, el dolor nunca desapareció, pero el hallazgo les permitió cerrar un ciclo. Cada año, todavía visitan el parque, dejando flores en el último lugar donde Alina y Diego fueron vistos.

La historia de su desaparición no solo se convirtió en una advertencia para excursionistas, sino en un recordatorio de la fragilidad de la vida frente a la naturaleza… y frente a aquellos que la usan como refugio para sus sombras.

Related Posts

Our Privacy policy

https://tw.goc5.com - © 2025 News