En agosto de 2022, la tranquilidad del bosque Tongas en Alaska se vio interrumpida por un hallazgo macabro. Dos trabajadores del Servicio Forestal de Estados Unidos, Mark Collins y Dave Miller, exploraban un sector remoto para evaluar la salud de los árboles cuando sus ojos captaron algo insólito: una estructura rectangular colgando entre cuatro imponentes árboles, a doce pies del suelo, sin escalera ni acceso visible. Al adentrarse, descubrieron lo impensable: un esqueleto humano, sentado contra la pared, vestido con los restos de ropa de senderismo. La puerta estaba asegurada desde el interior.
La historia detrás de este descubrimiento comenzó en julio de 2013. Patrick O’Hara, un especialista en informática de 34 años, originario de Vancouver, llegó a Ketchikan con planes de explorar a solas un tramo aislado del bosque nacional Tongas, un territorio de 17 millones de acres casi virgen. Patrick era un excursionista experimentado, conocedor de la supervivencia en la naturaleza, y meticulosamente preparado. Su ruta lo llevaría por áreas remotas, lejos de los senderos turísticos, buscando una verdadera experiencia de la vida salvaje.
Fue visto por última vez comprando suministros específicos en una tienda local: gas para su estufa, comida deshidratada calculada para diez días, fósforos impermeables y una brújula nueva, a pesar de contar con un GPS. El 12 de julio envió un escueto mensaje a su hermana: “En camino por la ruta. Todo según lo planeado. Próximo contacto en 8 días”. Tras ese período, su familia comenzó a preocuparse.
El 23 de julio, Patrick fue reportado oficialmente como desaparecido. La búsqueda comenzó inmediatamente, pero los densos bosques, el clima húmedo y los días cortos jugaron en contra. Helicópteros, equipos de rescate y voluntarios locales rastrillaron kilómetros de terreno, pero todo fue en vano. No había señales de Patrick, solo el silencio abrumador del bosque.
Siete días después, los rescatistas encontraron su campamento intacto: tienda de campaña cuidadosamente empacada, mochila organizada y sin rastros de lucha. Parecía como si Patrick hubiera desaparecido en el aire. La escena desconcertó a los expertos forenses.
Tras nueve años de incertidumbre, el descubrimiento en 2022 reveló la trágica verdad. Dentro de la cabaña colgante, Patrick había muerto de hipotermia, pero los indicios apuntaban a algo más. Marcas de uñas profundas en la madera indicaban un intento desesperado de escapar, y un pequeño golpe en la cabeza sugería una lesión reciente antes de su muerte. La puerta, asegurada con tablas desde el interior, y la ausencia de su equipo, demostraban que había intentado protegerse de algo o alguien.
Investigaciones posteriores apuntaron a la cabaña como un antiguo refugio de cazadores furtivos de ciervos Sitka de los años 80 y 90. Diseñada para ser inaccesible a los animales y, posiblemente, a personas no invitadas, la estructura incluía escaleras removibles, lo que explica cómo Patrick pudo haber quedado atrapado.
Una reconstrucción del suceso sugiere que Patrick, posiblemente tras toparse con cazadores furtivos, fue golpeado y arrastrado hasta la cabaña. En un estado de desorientación y terror, cerró la puerta con tablas desde dentro, intentando salvar su vida, pero condenándose a una muerte lenta por frío y deshidratación.
A pesar de una teoría coherente de asesinato, la investigación no pudo identificar a los responsables. Poachers expertos cubrieron sus huellas, y con el paso de los años, cualquier evidencia potencial desapareció. El caso permanece oficialmente cerrado: muerte por hipotermia con golpe en la cabeza de origen desconocido.
La familia O’Hara recibió sus restos para el entierro, pero jamás justicia. La cabaña, que fue cuidadosamente desmantelada, dejó atrás solo cuatro árboles viejos que ahora marcan un lugar donde la naturaleza reclamó el escenario de una tragedia que aún hiela la sangre.
Patrick O’Hara se convirtió en una leyenda de Tongas: un hombre meticuloso, atrapado, golpeado y dejado a morir, víctima de un crimen sin resolver que nos recuerda la despiadada imprevisibilidad de la naturaleza y la oscuridad que algunos esconden entre sus sombras.
