En agosto de 2013, Colin Redford, un ingeniero estructural meticuloso de 45 años, y su hija Riley, de 19, partieron hacia Mount Hooker, en Wyoming, para afrontar una de las rutas más desafiantes del Wind River Range. La expedición estaba cuidadosamente planificada: años de experiencia en escalada, equipos completos y un itinerario meticulosamente detallado. Para Colin, esta no era una aventura casual; era la primera gran expedición que compartía con su hija, un momento especial antes de que Riley regresara a la universidad.
El plan incluía un registro de contacto específico con su esposa, Heather, quien debía recibir noticias exactas a las 7 p.m. de dos días después. Pero los días pasaron y no hubo comunicación. Alarmada, Heather contactó a la Oficina del Sheriff del Condado de Fremont. Al llegar al punto de partida, el sheriff encontró el camión de Colin estacionado, intacto, pero con algo extraño: dos teléfonos satelitales completamente cargados olvidados dentro. Para alguien tan cuidadoso como Colin, dejar estos dispositivos era impensable, señal de que algo había salido terriblemente mal.
La búsqueda se activó de inmediato. Helicópteros, equipos de rescate y voluntarios surcaron la región. Sin embargo, durante diez días no se encontró ningún rastro: ni equipo, ni huellas, ni señales. Una tormenta temprana cubrió la zona con nieve y hielo, obligando a los equipos a retirarse. Incluso amigos escaladores de Colin, que exploraron rutas menos conocidas, regresaron sin noticias. El misterio cayó en silencio durante años, mientras Heather mantenía intacta la habitación de Riley y el equipo de escalada de Colin recogía polvo en el taller.
Un pequeño indicio apareció en 2016: un equipo de escalada coincidente con el de Colin hallado en un remoto arroyo. Sin embargo, sin identificación clara, la pista se enfrió. Rumores infundados sobre dificultades financieras y teorías conspirativas se difundieron, pero no se encontraron evidencias de fraude o intenciones ocultas.
Todo cambió en 2024, cuando Ava Monroe y Liam Bishop, dos escaladores jóvenes y experimentados, intentaron una nueva ruta en Mount Hooker. Sin buscar a nadie, descubrieron un ledge colgante con un saco de dormir antiguo, una cuerda enrollada, un dry bag y, sobrecogedoramente, un cráneo humano. La identificación mediante registros dentales confirmó que pertenecía a Colin Redford, aunque Riley seguía desaparecida.
Junto al cráneo, dos diarios y una cámara GoPro rota proporcionaron la narrativa de los últimos días de Colin y Riley. El diario de Colin mostraba su preocupación constante por la seguridad de Riley, la lucha contra las tormentas y la degradación de su estado físico. El 24 de agosto, Colin registró que Riley había salido a buscar ayuda mientras él permanecía inmovilizado por una lesión en la rodilla.
La búsqueda posterior se centró en la ruta de descenso que Riley había seguido, un camino traicionero que no había sido incluido en la búsqueda original de 2013. Dos días después, un guardabosques encontró una pulsera de titanio con los nombres de Colin y Riley, lo que condujo a una excavación que reveló los restos de Riley junto con su mochila, un compás, raciones y su diario personal. Sus últimas anotaciones mostraban desesperación, agotamiento y, sin embargo, una determinación inquebrantable. Riley había descendido más de 200 pies por acantilados peligrosos, con una pierna rota, casi al borde del sendero. Se había negado a rendirse hasta el final.
El hallazgo sacudió a la comunidad mundial de montañismo. Los diarios de Colin y Riley fueron publicados en un memorial en Lander, Wyoming, mostrando no solo la pérdida, sino la resiliencia humana, el amor familiar y la valentía frente a la adversidad extrema.
Se revisaron las fallas de la búsqueda original: supuestos, errores humanos y tormentas inesperadas habían ocultado el ledge a simple vista, a menos de 900 pies de una zona previamente explorada. La valentía y el conocimiento de rutas menos transitadas, característica de Colin, fueron la clave que permitió que Ava y Liam encontraran finalmente la ubicación.
Tras el cierre del caso, Wyoming revisó sus protocolos de búsqueda y rescate, incorporando rutas alternativas y análisis predictivo mediante IA. La familia Beckwith recibió sus restos para un entierro adecuado, y se erigió un homenaje permanente en Mount Hooker. Los diarios se convirtieron en material educativo, y la fundación Ledge Project, dedicada a inspirar a jóvenes en deportes al aire libre, honra la memoria de Riley. Heather Beckwith participa activamente en la organización, asegurando que el legado de su hija promueva valentía y preparación, recordando que la montaña es implacable, pero la determinación humana puede ser aún más poderosa.
El mensaje final, tallado por Riley en la roca antes de su descenso, decía: “Nos quedamos juntos”. Tres palabras simples que resumen una historia de amor, coraje y resistencia que trascendió la tragedia.