La Cordillera de las Cascadas en Oregón, con sus picos volcánicos cubiertos de nieve eterna, sus vastos bosques de pinos centenarios y sus desafiantes senderos de excursionismo, es un paraíso para los amantes de la aventura. Sin embargo, también es una tierra salvaje e implacable, donde la línea entre la vida y la muerte puede borrarse en un instante. Para Eliza Steiner, una joven exploradora llena de entusiasmo, su viaje de senderismo en solitario en la primavera de 2018 se convirtió en un misterio frío, que acechó el bosque y a la comunidad local durante años.
Eliza, de 29 años, era una fotógrafa freelance con sede en Portland. Tenía mucha experiencia en el senderismo, siempre preparándose cuidadosamente para sus viajes. Su último viaje fue a la zona de Three Sisters Wilderness, una región remota y poco mantenida. Planeaba pasar tres días fotografiando el amanecer en una pequeña zona de lago glacial y regresar el domingo. Pero el domingo pasó, luego el lunes, y el silencio de su teléfono móvil hizo que su familia diera la alarma.
La Búsqueda Sin Rastro
Inmediatamente después de que se reportara la desaparición, el Departamento del Sheriff del Condado de Deschutes, junto con equipos de búsqueda y rescate (SAR), lanzó una de las operaciones más grandes en la historia de Oregón. Three Sisters Wilderness es un área vasta, cubierta por bosques antiguos y terreno montañoso rocoso, a menudo con nevadas inesperadas.
Los equipos de búsqueda se centraron inicialmente en el sendero principal y el área del lago glacial que Eliza había mencionado. Buscaron cualquier cosa que pudiera ser una pista: una huella de zapato, un trozo de tela rasgado o un campamento temporal. Pero el bosque parecía haber tragado a Eliza sin dejar rastro. Su camioneta fue encontrada en el estacionamiento, completamente intacta, como si acabara de adentrarse en el bosque.
A lo largo de las semanas, la búsqueda se volvió desesperada. Los equipos de rescate enfrentaron la hipótesis de que Eliza pudo haberse perdido, caído por un acantilado o sucumbido a la hipotermia debido a los cambios repentinos en el clima de las montañas. La hipótesis de que fue atacada por la vida silvestre, especialmente osos o pumas, también se planteó, pero no se encontró evidencia de sangre, pelo o signos de lucha en el suelo.
A medida que el verano llegaba a su fin, los esfuerzos disminuyeron. El caso de la desaparición de Eliza Steiner se convirtió en una historia inquietante sobre la crueldad de la naturaleza. Su madre, una maestra jubilada, se negó a perder la esperanza y continuó organizando búsquedas independientes mensualmente, pero todas terminaron en frustración.
Cuatro Años de Silencio y un Accidente Afortunado
Pasaron cuatro años, y el caso de Eliza Steiner casi se había desvanecido en el olvido, siendo solo una línea de datos en los archivos fríos de la policía.
En el verano de 2022, un equipo de topografía forestal fue enviado a una zona a unos 7 km al este del sendero Applegate, donde Eliza había desaparecido. Estaban marcando árboles enfermos para la tala.
Mientras se movía a través de un área de bosque denso, donde un tronco de pino centenario había sido derribado por un rayo hacía mucho tiempo, un trabajador llamado Robert tropezó accidentalmente y cayó en un pequeño agujero cubierto de musgo y hojas podridas. Afortunadamente, solo sufrió heridas leves.
Cuando Robert intentó salir del agujero de aproximadamente 1 metro de profundidad, notó algo inusual en su estructura. Parecía no ser solo un agujero natural, sino un hundimiento profundo en la tierra. Llamó a sus colegas para pedir ayuda y juntos decidieron cavar más para evitar accidentes a otros.
Al cavar más profundo, a una profundidad de unos 4 metros, su pala golpeó un objeto duro. Era una mochila de senderismo, encajada firmemente entre el barro y las raíces de los árboles. La mochila estaba intacta, pero cubierta por una capa gruesa de arcilla y barro.
Inmediatamente, se dieron cuenta de que este era un descubrimiento importante. La mochila fue subida y entregada a la policía.
La Pista Horrible Bajo Tierra
La policía identificó rápidamente la mochila como perteneciente a Eliza Steiner. Una inspección de la mochila reveló que contenía todas las pertenencias personales de Eliza, incluyendo su billetera, cámara y diario de viaje. Esto sugería que no había sido robada ni había huido deliberadamente.
Sin embargo, lo que estremeció a los investigadores fue el estado exterior de la mochila: tenía múltiples desgarros profundos y largos, aparentemente causados por una fuerza extremadamente grande y afilada. Los expertos forenses de vida silvestre confirmaron que estas rasgaduras eran muy probablemente marcas de garras de un gran depredador, posiblemente un puma o un oso.
Más importante aún, la ubicación de la mochila a 4 metros bajo tierra planteó una pregunta sin respuesta. ¿Cómo pudo una mochila ser enterrada tan profundamente y por qué estaba separada de su dueña?
Los investigadores acordonaron la zona y procedieron a una excavación exhaustiva. Tuvieron que cavar una trinchera ancha para acceder al fondo del agujero. Esta área era un punto bajo y húmedo, con una densa capa de arcilla mezclada con barro.
La Terrible Verdad Espera
Después de dos días de excavación extenuante, a una profundidad de unos 5 metros, el equipo de búsqueda encontró el resto de una bota de senderismo destrozada. Y luego, los restos de Eliza Steiner fueron encontrados justo debajo. Estaba en posición fetal, casi apretada contra la tierra dura.
La verdad finalmente se armó a partir de la evidencia forense ambiental y las lesiones en los restos de Eliza.
Los investigadores propusieron una hipótesis trágica pero plausible: Eliza fue atacada por sorpresa por un gran depredador (muy probablemente un puma o un oso negro) cerca del área del agujero. Durante la lucha, su mochila fue rasgada y arañada (explicando las marcas de garras).
Después del ataque, dos factores ambientales actuaron como “cómplices” en el ocultamiento de la tragedia:
- Hoyo de Hundimiento: El área era un sumidero natural, que a menudo acumulaba lodo y escombros que se deslizaban desde las laderas.
- Vida Silvestre: Los depredadores a menudo tienen la tendencia a esconder a sus presas en agujeros, bajo tierra o bajo hojas para evitar otros carroñeros.
Los investigadores creen que el animal escondió a Eliza y su mochila en el agujero. Poco después, quizás debido a fuertes lluvias o un hundimiento natural, el agujero fue llenado rápidamente por la densa capa de barro y arcilla, enterrando todo a una profundidad de 4-5 metros. Esta capa de arcilla creó un ambiente anaeróbico, previniendo la descomposición completa, pero también sirviendo como un muro impenetrable para los equipos de búsqueda iniciales.
La ubicación profunda bajo tierra explicó por qué los detectores de metales no encontraron ningún equipo metálico y por qué los perros rastreadores no olieron nada. Todas las pistas estaban enterradas, selladas y completamente aisladas de la superficie durante 4 años.
La Explicación de las Marcas de Garras
Las marcas de garras en la mochila no solo eran evidencia del ataque, sino también la única pista que indicaba que Eliza no murió por accidente natural o perdida. Ella luchó. La mochila, probablemente arrastrada por el animal antes de ser enterrada, fue retenida involuntariamente como una “caja negra” que registraba el horrible evento.
El hallazgo de Eliza puso fin al dolor de 4 años de su familia. No huyó, no se suicidó, fue víctima de la dureza del bosque que amaba. Aunque la verdad es trágica, al menos trajo consuelo al saber que Eliza fue encontrada y llevada a casa.
Este caso se ha convertido en un recordatorio profundo de cómo los bosques salvajes pueden ocultar verdades aterradoras, y a veces, la respuesta se encuentra en los lugares que nadie se atrevería a pensar: profundamente bajo tierra, olvidada por el tiempo y las raíces de los árboles.