Encuentran GoPro de persona desaparecida después de 7 años: policía mexicana sorprendida por la “cosa” que la niña había estado siguiendo en la oscuridad.

En octubre de 2022, la quietud de los densos bosques de la Sierra Gorda, en la vertiente de la Sierra Madre Oriental de México, se vio interrumpida por un hallazgo que reabriría una de las incógnitas más dolorosas de la región. Miguel y David Torres, dos habitantes locales que recorrían una zona remota de difícil acceso, tropezaron con un objeto semienterrado bajo la hojarasca y un tronco podrido. No era una roca ni basura antigua; era una cámara GoPro, protegida en su carcasa impermeable, casi fusionada con el musgo tras años de lluvias y sol.

Al limpiar la superficie con su navaja, una inscripción rayada en el plástico emergió: “A. Brooks, 2015”.

Aquel nombre resonó de inmediato. Recordaba una búsqueda masiva que, siete años atrás, había terminado sin respuestas. Amanda Brooks, una experimentada senderista de 28 años, había desaparecido mientras intentaba cruzar una ruta solitaria entre las montañas de Querétaro y San Luis Potosí. Ahora, la selva había devuelto su cámara, y lo que guardaba en su interior planteaba preguntas mucho más profundas que cualquier teoría anterior.

Una Experta en Territorio Desconocido

Para entender el misterio, hay que entender a Amanda. No era una turista improvisada. Había recorrido senderos en Sudamérica y Estados Unidos. Sus amigos la describían como metódica y extremadamente cautelosa. Su mochila estaba equipada con filtros de agua, botiquín y mapas topográficos de la región que estudiaba meticulosamente.

“Si alguien podía sobrevivir a la Sierra, esa era Amanda”, declaró Sarah Mitchell, compañera de viaje que la esperaba en el pueblo de Xilitla aquel día. “Por eso, cuando no llegó al punto de encuentro, supimos que algo estaba terriblemente mal”.

El 18 de septiembre de 2015, Amanda debía completar un tramo de 19 kilómetros. Nunca llegó. La búsqueda oficial, coordinada por Protección Civil y grupos de voluntarios locales, duró 11 días. Usaron perros y drones en una orografía complicada llena de cañones y vegetación cerrada. No se encontró nada. Ni una huella, ni un rastro de su campamento. Fue como si la montaña se la hubiera tragado.

El Testimonio Digital de 9 Horas

Cuando los peritos forenses en la Ciudad de México recuperaron los datos de la tarjeta SD de la cámara encontrada en 2022, se encontraron con 9 horas y 23 minutos de video ininterrumpido. Las imágenes mostraban un día de caminata normal entre la impresionante flora mexicana, que poco a poco se tornaba en una situación desconcertante.

El video documenta cómo Amanda, inexplicablemente, pierde el sendero principal. La densidad del bosque de niebla la desorienta. Sin embargo, lo que inquieta a los investigadores no es que se perdiera, sino su comportamiento final. Al caer la noche, en una zona virgen a kilómetros de cualquier comunidad, la cámara capta algo imposible.

En la oscuridad total del bosque, aparece una luz blanca brillante, esférica y flotante, suspendida entre los árboles.

El Encuentro con lo Desconocido

Los análisis posteriores descartaron explicaciones convencionales. No eran luces de cazadores furtivos, ni fenómenos atmosféricos comunes, ni la fauna bioluminiscente de la región. La luz mantenía una intensidad fija y pura, sin proyectar un haz como lo haría una linterna.

Lo más escalofriante es la reacción de Amanda. Según el Dr. Roberto Hinojosa, psicólogo que colaboró en la revisión del caso, Amanda no mostró signos de pánico o desesperación, comunes en personas extraviadas en la selva. En los últimos 30 minutos de grabación, su miedo desaparece. Su voz se vuelve serena, casi hipnótica.

En el video, se ve a Amanda caminar deliberadamente hacia la luz. No huye; avanza hacia ella entre la maleza.

“Ella caminó hacia eso porque quiso”, dijo su madre, Patricia Brooks, tras viajar a México para ver las imágenes. La grabación muestra a Amanda acercándose hasta que la luz inunda la lente. Luego, ella desaparece del cuadro. La cámara continúa grabando el sonido de los insectos y el viento en los árboles durante 37 minutos más, hasta que la batería muere.

Un Misterio Sin Resolver

El caso de Amanda Brooks permanece en los archivos de la Fiscalía como una desaparición sin resolver. El hallazgo de la cámara motivó una nueva expedición al lugar exacto en 2022, guiada por los hermanos Torres y autoridades federales. Pero, una vez más, la sierra guardó silencio: no había restos, ni equipo, ni ropa.

El informe final de las autoridades admite la imposibilidad de explicar lo sucedido. “El video es evidencia de los hechos, pero no ofrece una causa lógica”, se lee en el expediente. En la región, los pobladores hablan de leyendas antiguas, de luces que guían a los viajeros a otros lugares, pero la ciencia no tiene respuesta.

Hoy, el lugar donde apareció esa luz es solo otro rincón verde y profundo de la Sierra Madre. La familia Brooks mantiene la esperanza, esperando que alguien, quizás otro senderista o un habitante local, tenga una pieza más de este rompecabezas imposible.

La cámara de Amanda Brooks es el único testigo de un evento que desafía nuestra comprensión, un recordatorio de que en los corazones salvajes de México, a veces ocurren cosas que no estamos preparados para entender.

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