El diploma del éxito: un joven que no se graduó, menospreciado por sus familiares, pero una llamada reveló su imperio millonario

Nuestra sociedad suele valorar las credenciales por encima de la pasión y la determinación . Esta es la amarga realidad que experimentó Gabriel “Gab” Reyes , un joven que decidió abandonar la universidad para perseguir sus sueños, una decisión que le atrajo el juicio implacable de su propia familia.

Gab es un programador e inventor talentoso , pero su cerebro no sigue la estructura de un currículo académico . En el tercer año de Ingeniería Informática , abandonó la universidad. No por frustración, sino porque vio una oportunidad implacable : crear un software disruptivo para la logística .

La burla de la familia
Su decisión se convirtió en el blanco de críticas de sus familiares. En cada reunión familiar , Gab era el chiste .

“Eres una mala persona, Gab”, dijo con lástima la tía Elena, una maestra jubilada. “Si hubieras terminado, tendrías un buen puesto. Ahora, no tienes futuro en la vida “.

“¿Qué haces ahora?”, preguntó Tito Raúl, gerente de banco, con un dejo de desdén. “¿Arreglando una computadora rota ? Necesitas un diploma, hijo, si quieres ser serio.”

Sus palabras le causaron un profundo dolor, pero también impulsaron su entusiasmo . Mientras sus primos se dedicaban a elevar el estatus de sus puestos corporativos , Gab trabajaba en silencio, casi aislado, en el garaje familiar , que había convertido en un laboratorio improvisado . En definitiva, él estaba construyendo un imperio, mientras ellos construían su currículum .

El día de la reflexión
El clímax llega en una reunión de Acción de Gracias en casa de sus abuelos. El ambiente está repleto de diplomas y cargos . Gab, con un nuevo corte de pelo, está allí, comiendo tranquilamente, mientras sus primos hablan de sus últimos ascensos .

Alex, su primo , que trabaja en una importante empresa de informática , se burló de él: «Gab, ¿no deberías estar buscando trabajo en un call center ? Tu cerebro es una pérdida de tiempo. ¿Sabes? Hay una vacante en entrada de datos ; ahí no se necesita título ».

Los demás rieron, y Gab hizo una reverencia, bebiendo su agua. Su madre, Aling Sonia, no pudo soportarlo más, así que salió a defender a su hijo.BINATANG DI NAKAPAGTAPOS, WALA DAW MARARATING SA BUHAY SABI NG MGA KAANAKNAGULAT  SILA NANG TAWAGIN - YouTube

Pero antes de que Aling Sonia pudiera hablar, la habitación se llenó con el sonido del tono de llamada de Gab .

—¿Quién te llamará, Gab? —preguntó la tía Elena sorprendida.

Gab miró la pantalla de su teléfono . El nombre en pantalla lo puso serio. “Espera un momento”, dijo.

La llamada sorprendente
Gab salió de la habitación para contestar la llamada. Sus familiares murmuraban, pensando que era un teleoperador o un cobrador .

Pero el contenido de la conversación se hizo audible incluso en la cocina .

—Sí, señor Chen. Entiendo. La adquisición es condicional.

—Así es, 4,5 millones de dólares. No, no lo venderé por menos de 5 millones.

Sí, la licencia exclusiva de mi software tampoco será negociable . Nuestra IA logística tiene la capacidad de reducir los costos operativos de su empresa en un 30 %.

“Está bien, Sr. Chen. Llámeme después de hablar con la junta “.

Gab regresó a la habitación, tranquilo, y se guardó el teléfono en el bolsillo. Sus familiares quedaron estupefactos .

“¿Qué es eso, Gab?” preguntó Tito Raúl con voz temblorosa.

Gab sonrió. “Nada, Tito. Solo una llamada de negocios . Hay una gran empresa de logística que quiere comprar mi software “.

El Honor Nacional y la Divulgación
La conmoción de la familia no terminó ahí. Al día siguiente, la noticia apareció en los medios nacionales . El titular anunciaba: “IA revolucionaria en logística creada por un joven innovador filipino”.

El software que Gab programó en su garaje ha revolucionado la eficiencia de la cadena de suministro en todo el país. La empresa de logística del Sr. Chen es solo una de las muchas empresas multimillonarias que compiten por su sistema .

El mayor golpe al ego de sus familiares llegó cuando un funcionario del Departamento de Comercio e Industria llamó al teléfono de Aling Sonia.

La llamada no era solo para rendir homenaje. Era para informar a la familia que Gabriel Reyes había sido seleccionado para el Premio Nacional de Innovación por su tecnología innovadora .

El joven que nunca se graduó, que era menospreciado por no tener “ningún destino”, no sólo se hizo rico, sino que se convirtió en una figura nacional que contribuyó más a la economía que todos sus parientes con título juntos.

Los familiares de Gab quedaron impactados. Sus títulos les habían dado trabajo, pero la pasión y el coraje de Gab le habían dado un imperio. Su desdén se convirtió en una profunda humillación, cuando Gab les dio una dulce lección: el verdadero éxito no está escrito en un diploma , sino en el código que genera el cambio.

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