LA VERDAD ESCONDIDA DURANTE NUEVE AÑOS
UNA EXCURSIÓN QUE NUNCA TERMINÓ
El 14 de mayo de 2014, Leonardo Méndez Vargas, un padre de 38 años, y su hija de seis, Ariadna Méndez Lozano, salieron desde Torreón, Coahuila, rumbo al Parque Nacional Sierra de Arteaga para pasar un fin de semana de campamento. Según su esposa, Claudia Lozano Ruiz, Leonardo solía hacer ese tipo de viajes cada cierto tiempo con su hija como una forma de conectar con ella lejos del ruido de la ciudad.
Ambos salieron con una tienda de campaña, provisiones para dos días y un teléfono celular. Sin embargo, al llegar el lunes y no tener noticias de ellos, Claudia comenzó a inquietarse. Intentó llamarlos una y otra vez, pero el teléfono de Leonardo estaba apagado. Fue entonces cuando supo que algo no estaba bien.
LA BÚSQUEDA QUE NO LLEVÓ A NINGUNA PARTE
Al presentar la denuncia de desaparición, Claudia recibió apoyo inmediato de las autoridades locales. Se organizaron brigadas de búsqueda por aire y tierra. Durante tres semanas, elementos de Protección Civil, policías y voluntarios recorrieron la sierra sin descanso. Se revisaron rutas de senderismo, zonas de acampada, ríos, cuevas, pero no se encontró ni una pista.
El caso fue noticia durante algunos días en medios regionales, pero al no surgir avances, la atención mediática y la investigación oficial comenzaron a enfriarse. En septiembre de 2014, el expediente fue catalogado como “caso abierto sin indicios”, y la búsqueda activa terminó oficialmente.
LA HIPÓTESIS QUE NADIE QUISO CREER
Una de las hipótesis que manejaron las autoridades fue que Leonardo había planeado huir con su hija por motivos desconocidos. Algunos incluso sugirieron que podría haber cruzado la frontera ilegalmente hacia Estados Unidos. Sin embargo, Claudia Lozano Ruiz siempre rechazó esa posibilidad. “Él amaba a Ariadna. Nunca la habría alejado de mí sin razón”, declaraba en entrevistas.
La falta de pruebas y la ausencia de testigos dejó el caso estancado. Claudia, sin embargo, nunca dejó de buscar respuestas. Durante años publicó anuncios, visitó comunidades cercanas a la sierra y consultó con investigadores privados. Nada funcionó.
UN OBJETO OLVIDADO CAMBIA TODO
En febrero de 2023, Claudia recibió una llamada inesperada desde una pequeña tienda de segunda mano en Monterrey. Un hombre le dijo que había encontrado un teléfono viejo con varias fotos familiares, y que entre ellas aparecía una niña parecida a su hija Ariadna. Al reunirse con él, Claudia reconoció de inmediato el dispositivo: era el celular de Leonardo, con una carcasa que ella misma le había regalado.
Aunque el teléfono estaba en mal estado, aún contenía una tarjeta de memoria. Claudia lo llevó a un técnico, quien logró recuperar varias imágenes y videos. Lo que vio allí la dejó en shock.
FOTOS TOMADAS AÑOS DESPUÉS DE LA DESAPARICIÓN
Entre los archivos había fotografías con fechas del año 2017 y 2018. En ellas, se veía claramente a Leonardo Méndez Vargas y a Ariadna Méndez Lozano en lo que parecía una cabaña en la sierra. La niña había crecido. Tenía al menos 9 o 10 años. También había videos en los que ambos cantaban, cocinaban y hablaban con cariño, como si estuvieran aislados del mundo, pero felices.
Una imagen en particular llamó la atención de Claudia: en el fondo, se veía una etiqueta con el nombre del almacén de madera “Ramírez y Hermanos”, ubicado en un ejido remoto cerca de Saltillo. Fue la primera pista real en nueve años.
EL ENCUENTRO INESPERADO
Claudia presentó todo el material a la Fiscalía de Coahuila. Con esta nueva evidencia, se reactivó el caso y se organizó un operativo para buscar el almacén. En una cabaña abandonada a unos 3 km del aserradero, los agentes encontraron restos de ropa, utensilios de cocina, juguetes antiguos y, en un cajón escondido, documentos con el nombre de Leonardo.
Aunque no había señales de vida reciente, quedó claro que habían vivido allí durante varios años. El hallazgo fue clave para reconstruir la historia.
LA VERDAD QUE SALIÓ A LA LUZ
Después de semanas de investigación, una versión comenzó a tomar forma. Según entrevistas con pobladores cercanos, Leonardo había sido visto en varias ocasiones en comunidades rurales bajo otro nombre. Algunas personas incluso afirmaron que vendía artesanías de madera junto a una niña que siempre lo acompañaba.
Las autoridades concluyeron que Leonardo había fingido su desaparición. Se había refugiado en una red de cabañas abandonadas y pequeños pueblos, cambiando constantemente de lugar para evitar ser localizado. No existen evidencias de que hubiera cometido algún delito, pero su decisión de aislarse completamente de la sociedad sigue siendo un misterio.
¿UN PADRE PROTECTOR O UN HOMBRE ESCAPANDO?
Las motivaciones de Leonardo nunca quedaron del todo claras. Claudia aseguró que jamás hubo discusiones graves entre ellos ni problemas que justificaran tal decisión. Algunos expertos sugieren que pudo haber sufrido un episodio de paranoia o una crisis emocional que lo llevó a aislarse con su hija como medida de protección extrema.
También se especula que Leonardo habría tenido miedo de perder la custodia de Ariadna por algún proceso legal del que nunca se habló públicamente. Hasta hoy, no hay confirmación oficial de estas teorías.
¿DÓNDE ESTÁN AHORA?
Pese a todos los indicios, ni Leonardo ni Ariadna han sido encontrados. Las autoridades creen que, al notar que alguien recuperó su antiguo teléfono, decidieron huir nuevamente. Se ha emitido una nueva alerta de búsqueda a nivel nacional, pero hasta el momento no ha habido rastros.
La madre, Claudia, vive entre la esperanza y la tristeza. “Al menos ahora sé que estuvo viva, que no sufrió lo que temí durante años. Pero necesito volver a verla. Solo quiero saber que está bien.”
UN CASO QUE SIGUE ABIERTO
El caso de Leonardo y Ariadna se mantiene oficialmente abierto. Es uno de los pocos expedientes de desaparición que, después de tantos años, ha revelado giros tan inesperados. La historia aún no ha terminado, pero una cosa es segura: la verdad, tarde o temprano, siempre encuentra una forma de salir a la luz.